TRASTORNOS MENTALES EN EL SENO FAMILIAR
La implicación de toda la familia hace más llevadero los trastornos mentales.
Enfrentar los desafíos de la salud mental en una familia no es fácil, pero hay muchas maneras en que padres y cuidadores pueden ayudar a los niños a comprender y adaptarse a estos temas. Con un enfoque en la educación emocional, la comunicación abierta y la búsqueda de apoyo, las familias pueden fomentar un ambiente de comprensión.
Es fundamental que los padres y cuidadores estén atentos a ciertas señales de advertencia que pueden indicar un posible trastorno mental en los niños. Las señales tempranas incluyen: cambios en el estado de ánimo (tristeza persistente, irritabilidad o ansiedad), cambios en los patrones de sueño, pérdida de interés en actividades, problemas para concentrarse en el colegio, aislamiento social; comportamientos agresivos o autodestructivos, etc. Detectar estas señales puede ser clave para intervenir a tiempo, con ayuda profesional.
Un hogar donde todos se sientan valorados, escuchados y comprendidos ayuda a reducir el impacto de los desafíos de salud mental. Para lograrlo es necesario crear espacios de expresión emocional y fomentar el respeto y la empatía. La educación emocional permite a los niños identificar y gestionar sus emociones de manera saludable. Hablar de cómo se sienten, expresar emociones y encontrar soluciones juntos crean una cultura de comunicación abierta que facilita el manejo de los retos.
Cuando uno de los hijos enfrenta un trastorno mental, es fundamental equilibrar sus necesidades con las de sus hermanos. Para evitar que los otros hijos se sientan desatendidos. Es importante buscar apoyo profesional y por supuesto no desatender el autocuidado de los padres que deben enfrentar el desafío de cuidar de un familiar con un trastorno mental. Algunos consejos pueden incluir tener tiempo para ellos mismos, tener una red de apoyo social.
Un factor relevante es cuidar la autoestima en los niños y su importancia va más allá de la validación externa. Aunque la alabanza puede ser un refuerzo positivo, la verdadera confianza en sí mismos se fortalece cuando los niños desarrollan un sentido de autosuficiencia y autonomía. En lugar de depender únicamente de los elogios, los niños necesitan experimentar por sí mismos que pueden enfrentar desafíos, tomar decisiones.
El permitir que los niños resuelvan problemas y se enfrenten a situaciones adecuadas para su edad, les damos la oportunidad de ver sus propias capacidades. Estos momentos de autogestión, como aprender a vestirse, preparar algo simple de comer o resolver un conflicto con un amigo, construyen una base sólida de autoestima basada en logros reales. Esto los ayuda a sentirse competentes y seguros de sus habilidades, lo que a largo plazo fomenta un desarrollo emocional sano y una mayor autoestima.
Los niños necesitan para edúcalos bien objetivos claros y realistas y una metodología distinta para cada niño, porque no todos los hijos son iguales. Es importante además una colaboración entre la familia, la escuela y los servicios de salud mental en estos casos
En definitiva, enfrentar un trastorno mental en la familia puede ser desafiante, pero con las herramientas y el apoyo adecuados, las familias pueden construir un ambiente de comprensión, comunicación y apoyo emocional. Crear un hogar donde todos se sientan seguros y escuchados no solo fortalece el bienestar del niño afectado, sino de todo su entorno.
Eva Tornero
Profesora de lengua y literatura y miembro del Instituto de Fomento y Desarrollo de la Familia de Murcia