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Tal y como dice la canción “Ahí esta, ahí esta, viendo pasar el tiempo, la Puerta de Alcalá…”. En Madrid tienen la Puerta de Alcalá, pero en Lorca tenemos un testigo de casi 1000 años de antigüedad viendo pasar por su arco el tiempo y los siglos.
¿Os imagináis la cantidad de personas que han pasado por el Porche de San Antonio?
“Porche de San Antonio” es la denominación moderna de lo que en su día fue la Puerta Oriental, Puerta de San Ginés, o incluso Arco de Piñero.
¿Os imagináis la de historias que se han vivido bajo sus arcos?
Muchas veces, en nuestra ciudad, cuando paseamos y vemos nuestro patrimonio, no somos conscientes realmente de su antigüedad, y este es un caso así.
La gente en Lorca, como en todas las ciudades antiguas, tenía que refugiarse detrás de unas imponentes murallas para defenderse de ataques y robos. Hoy en día, lo que no vemos es la puerta de madera recubierta de hierro que debía cerrar la ciudad.
La puerta, junto con la muralla, se construyó en la época andalusí, entre los años 1091 y 1147.
Originalmente, estaba hecha de tapial, un tipo de construcción con tierra apisonada. Con el paso del tiempo, ha sufrido diversas modificaciones y reconstrucciones, siendo la estructura actual principalmente de piedra, de estilo gótico, y con un arco apuntado que data del siglo XIV. En su interior, se conserva una pintura mural de San Ginés.
Fue precisamente por esta puerta que Fernando el Católico hizo su entrada triunfal a la ciudad en 1488, un evento que marcó la historia de Lorca.
El Porche de San Antonio es un recordatorio tangible del pasado de Lorca. De hecho, es la única puerta de la ciudad que se conserva de aquella época, lo que la convierte en un elemento patrimonial aún más valioso. Nos transporta a la época medieval y nos permite apreciar la evolución de la ciudad a través del tiempo. Su conservación es esencial para que las futuras generaciones puedan disfrutar de este legado histórico.
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