“EL VIOLINISTA EN EL TEJADO”, por Luis Campoy

2 de mayo de 2025

Podría decirse que los acontecimientos que marcan la actualidad no predisponen a mirar con buenos ojos al pueblo judío, pero, a principios de los años setenta, las cosas eran radicalmente distintas. El caso es que uno de los prejuicios tradicionalmente atribuídos a los judíos era el de ser codiciosos y avaros. Quién sabe si para dar la razón o para confundir aún más a los que pensaban de esa manera, la canción más famosa del musical judío por excelencia, “El violinista en el tejado” se llamaba ¡“Si yo fuera rico”!. Sólo los que vieron la obra teatral estrenada en 1964 o la película que la adaptó en 1971 obtuvieron la necesaria respuesta… La génesis de “El violinista en el tejado” fue una serie de relatos del escritor ucraniano de religión hebrea Sholem Aleichem (1859-1916) agrupados bajo el título de “Las hijas de Tevye”. El Tevye del título es un humilde lechero que vive en 1905 en el ficticio pueblo de Anatevka, ubicado en Ucrania y en el que los judíos son una minoría que a duras penas logra coexistir en paz con los rusos que los gobiernan. Tevye es bondadoso y campechano, devoto de Dios y fiel cumplidor de las tradiciones, y está convencido de que lo mejor que puede hacer por sus cinco hijas es procurarles maridos adinerados que las mantengan y les aseguren el porvenir. Sin embargo, las tres muchachas mayores se niegan a casarse por compromiso y sólo piensan en hacerlo por amor, algo que trastoca todos los planes de Tevye y convierte su vida en un dilema constante entre el cariño paternal y la Tradición, algo tan difícil como sería para un violinista mantener el equilibrio tocando sobre un empinado tejado sin caerse y romperse la cabeza… Los textos de Aleichem, populares entre la floreciente comunidad hebrea de los Estados Unidos, cayeron en manos del dramaturgo Joseph Stein, el cual, influído asimismo por la obra pictórica del pintor bielorruso/francés de origen judío Marc Chagall, acabó urdiendo un libreto para un musical al que bautizó como “Fiddler On The Roof” (“El violinista en el tejado”). Con canciones compuestas por Jerry Bock (música) y Sheldon Harnick (letra), coreografías de Jerome Robbins y la genial aportación del protagonista Zero Mostel, que era quien daba vida a Tevye, la obra fue la primera de este género en sumar más de 3.000 representaciones. El salto al cine se adivinaba inevitable, y el productor Walter Mirisch contrató para tal fin a Norman Jewison, recayendo en el famoso músico John Williams la responsabilidad de realizar los arreglos orquestales y en Isaac Stern la ejecución de los solos de violin. Como protagonista, parecía evidente que Zero Mostel retomaría su papel de Broadway, pero Jewison decidió que era más conveniente reemplazarle por alguien nuevo y menos conocido por el público, eligiendo al israelí (Chaim) Topol, que tenía 35 años y hubo de ser caracterizado para aparentar mucha más edad. El reparto se completó con nombres como los de Norma Crane, Leonard Frey, Rosalind Harris, Molly Picon, Paul Mann o un joven Paul Michael Glaser, el futuro Dave Starsky de la mítica serie “Starsky & Hutch”. El viernes 3 de Noviembre de 1971 se estrenaba “El violinista en el tejado”, con un éxito arrollador: su presupuesto de 9 millones de dólares se tradujo en unos descomunales 83, a pesar del otro gran hándicap con el que contaba, una duración de tres horas, calificada como “desaconsejable” al tratarse de un musical. Precisamente fue la música, o, más concretamente, una canción de su banda sonora, “If I Were A Rich Man”, “Si yo fuera rico” lo que marcó el punto álgido de su popularidad, convirtiéndose en una de las melodías más reconocibles de la década, por no decir de toda la Historia del Cine. Yo doy fe de que se escuchaba por todas partes y, en mi colegio, raro era el alumno que no se vio obligado a tener que aprender a tocarla con su flauta… En la temporada de premios, “El violinista en el tejado” se hinchó a recibir galardones, sobre todo para su protagonista Topol y para la fotografía de Oswald Morris. En los Oscar, obtuvo ocho nominaciones (Mejor Película, Director, Actor: Topol, Actor Secundario: Leonard Frey, Dirección Artística, Fotografía, Sonido y Banda Sonora Adaptada), logrando materializar las tres últimas estatuillas citadas. Es decir, John Williams y Oswald Morris conquistaron el primer Oscar de sus carreras pero la Academia ignoró a Topol. Craso error esto último, porque su Tevye se mete al espectador en el bolsillo ya desde su presentación, ofreciendo una de esas composiciones geniales que se saben imposibles de superar.

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