José Cánovas Hernández (1885, Lorca) fue una figura destacada del panorama artístico, cultural y social del siglo XX, cuya vida y obra han dejado una huella imborrable en su tierra natal y más allá. Polifacético en su talento y entrega, fue pintor, caricaturista, bordador, docente y líder en diversos ámbitos, incluyendo el ferroviario, el político y el social.
Cánovas Hernández es especialmente recordado por su contribución al arte del bordado lorquino, revolucionando las técnicas tradicionales mediante la introducción del “punto corto”. Esta técnica, que logra un impresionante realismo y matización en los colores, marcó un antes y un después en el bordado contemporáneo.
Fue el director artístico del Paso Blanco, donde lideró el diseño y la creación de algunas de las obras más icónicas, como el manto de la Virgen de la Amargura, una obra maestra que combina elementos religiosos y artísticos. Este manto, bordado en seda y oro sobre raso azul, destaca por su complejidad y belleza, y es considerado un Bien de Interés Cultural (BIC). También, dirigió la creación del “Paño de las Flores”, cuyo reverso presenta una Dolorosa basada en una pintura de Tiziano. Así mismo dirigió el mano de la Dolorosa patrona de Águilas.
Además de su carrera artística, desempeñó roles clave en la Compañía Nacional de Telefónica y en el desarrollo del ferrocarril Tánger-Fez durante el Protectorado español en Marruecos. Allí también ejerció como alcalde y juez de paz en Alcazarquivir, demostrando su capacidad para liderar en contextos desafiantes y diferentes.
Cánovas Hernández provenía de una familia profundamente vinculada al arte y las tradiciones lorquinas. Su esposa, Pura Requena Papí, fue presidenta del Coro de la Virgen de la Amargura y bordadora del Paso Blanco. Su legado artístico y cultural fue transmitido a través de sus hijos, Rosario y Eduardo, y de sus nietos, quienes conservaron un fuerte vínculo con las tradiciones de Lorca.
Además de su obra artística, José Cánovas Hernández dejó una rica producción pictórica que incluye retratos al óleo, caricaturas y diseños decorativos. Algunas de las piezas de bordado que ha dirigido han sido expuestas internacionalmente, como en la Exposición Universal de Sevilla, llevando el arte lorquino a un público global.
Su trabajo en revistas como Tontolín, donde contribuyó con dibujos y caricaturas, y su papel como profesor de dibujo en Lorca, también reflejan su compromiso con la difusión del arte.
Religioso, culto y dedicado, José Cánovas Hernández personificó el amor por Lorca y su cultura. Aunque su figura fue en ocasiones relegada al olvido, su familia y admiradores han reivindicado su lugar como un pilar del arte y la tradición lorquina. Hoy, su obra y su memoria permanecen vivas, recordándonos la grandeza de un hombre que vivió para embellecer y enriquecer la herencia cultural de su pueblo.