La batalla de los Alporchones

18 de septiembre de 2024

A mediados del siglo XV, la península ibérica se encontraba dividida entre los reinos cristianos y musulmanes. La región de Murcia, bajo el dominio de la Corona de Castilla, era una zona fronteriza constantemente amenazada por las incursiones musulmanas procedentes del Reino de Granada. Estas incursiones, conocidas como aceifas, eran expediciones militares rápidas y devastadoras, cuyo objetivo principal era saquear territorios cristianos, capturar prisioneros y debilitar al enemigo.
El sultán Muhammed IX recuperó el poder del Reino de Granada en el año 1447 y, aprovechando las rencillas entre señores cristianos, incrementó el acoso a las ciudades cristianas. Llegaron a saquear Cieza y vencieron a los cristianos en la batalla de Hellín en 1448.
Juan II, rey de Castilla, hostigado por sus luchas internas, llegó a pedir una tregua al sultán, pero lejos de concederla, este continuó con el acoso al Reino de Murcia.
Entre 1451 y 1452, desde la villa de Vera, se preparó una algara contra el Campo de Cartagena. Pasando por la Fuente de Pulpí y el Puerto de los Peines, los moros atacaron el Campo de Cartagena, capturando 40,000 cabezas de ganado y 40 rehenes, que eran principalmente pastores. El jefe moro, Malik Ibn Al-Abbas, decidió emprender el regreso por el interior, pasando por el Campo de Lorca de regreso a Granada.
Según las crónicas, el ejército sarraceno estaba formado por 1,270 jinetes y 1,000 peones. Así que el jueves 16 de marzo de 1452, el alcaide de Lorca envió peticiones de ayuda a Murcia, Aledo y Caravaca, ya que tenía la intención de enfrentarse a ese ejército. El alcaide de Lorca era Alonso Fajardo, llamado «El Bravo» (y no por casualidad). Logró reunir un pequeño ejército compuesto por 300 jinetes y 2,000 peones.
Finalmente, el enfrentamiento era inminente. Fue el 17 de marzo de 1452 cuando Alonso escogió como campo de batalla el Campo de Los Alporchones, muy cerca del Rincón de Aguaderas,
un terreno llano cercano a la rambla de Biznaga.
Los castellanos utilizaron su conocimiento del terreno y el factor sorpresa para aventajar a los moros. El caudillo moro Al-Abbas reorganizó la línea de combate hasta en dos ocasiones, causando mucho daño al ejército cristiano. Sin embargo, Alonso Fajardo «El Bravo», comprendiendo que Al-Abbas era el alma de la batalla, cargó contra él con toda su furia, impactando su lanza contra el moro. De no haber sido por la buena calidad de la cota de malla, Al-Abbas habría muerto en el acto. Alonso, secundado por sus caballeros, logró desmontar al caudillo moro, quien fue apresado por el ejército cristiano.
Al ver esto, el ánimo de los moros decayó, y huyeron, siendo perseguidos por las huestes cristianas. Tan solo 300 moros lograron llegar a Vera.
La batalla tuvo muchas repercusiones, desde el aumento del prestigio de Lorca y de la Casa de Fajardo, germen de la Casa de los Vélez, hasta la petición de una tregua de 5 años por parte del Reino Nazarí, poniendo fin a saqueos y tropelías por parte de los moros o como la posterior construccion de la Colegiata de San patricio en conmemoracion de esta batalla acontecida en el dia de San Patricio, 17 de Marzo.
A.J.Rodri

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