La Colegiata de San Patricio: Un viaje a través del tiempo en el corazón de Lorca
En el corazón de Lorca, donde la historia se teje en cada calle y cada esquina, se alza majestuosa la Colegiata de San Patricio, un monumento emblemático que nos invita a un viaje a través del tiempo. Declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1941, esta joya del Renacimiento español comparte protagonismo en la Plaza de España con el Ayuntamiento, el Palacio del Corregidor y las Salas Capitulares, creando un conjunto arquitectónico de impresionante belleza.
Más que una iglesia, San Patricio es un símbolo de la fe y la resistencia del pueblo lorquino. Su construcción, iniciada en 1533 sobre la antigua iglesia de San Jorge, se vio envuelta en diversas dificultades que prolongaron las obras hasta 1780. Sin embargo, la perseverancia de la comunidad y el apoyo de la Corona permitieron finalmente culminar este grandioso proyecto.
El diseño de la Colegiata, atribuido al reconocido arquitecto Jerónimo Quijano, nos recuerda a una catedral por su imponente estructura y riqueza de detalles. Su interior se organiza en tres naves, con doce capillas laterales que albergan tesoros artísticos, un coro y un trascoro de gran belleza, una girola con capillas radiales y una torre-campanario que se alza hacia el cielo como vigía de la ciudad.
La fachada principal, obra maestra del barroco, nos cautiva con su exuberante decoración y su juego de volúmenes. Dividida en tres cuerpos y cinco calles, refleja a la perfección la distribución interna del edificio. El primer cuerpo, concebido como un arco de triunfo, está repleto de ornamentos, mientras que los superiores muestran una sobriedad elegante que culmina en dos hornacinas que albergan las imágenes de San Patricio y la Virgen del Alcázar.
En un recorrido por sus muros, descubrimos detalles arquitectónicos que nos hablan de la evolución del estilo desde el gótico al renacimiento. La alternancia de bóvedas de crucería y bóvedas renacentistas, la portada del Carrerón y la portada de la Epístola, ambas ejemplos notables del renacentista herreriano, y la torre-campanario de sencilla pero imponente belleza, son solo algunas de las joyas que nos esperan en este viaje al pasado.
La Colegiata de San Patricio es más que un monumento, es un libro abierto que nos narra la historia de Lorca, su fe y su gente. Un lugar donde podemos admirar la belleza del arte, sentir la espiritualidad y conectar con el pasado de una ciudad que late con vida propia.
Si estás buscando una experiencia cultural única, no dudes en visitar la Colegiata de San Patricio. Déjate cautivar por su belleza, su historia y su atmósfera mágica, y descubre un pedazo del corazón de Lorca que te acompañará para siempre.
A.J. Rodri