Las madres trabajamos duro, corremos, intentamos llegar a todo, y como tantas otras mujeres, vivimos cada día como un ejercicio de equilibrio a menudo imposible entre la vida profesional y la personal. Me gusta mi trabajo, me gusta mi familia. Pero, sinceramente, a veces siento que esta sociedad no está pensada para quienes queremos tener ambas realidades.
Formar una familia hoy, es valiente. Tener hijos no debería ser un lujo ni óbice para desarrollarte profesionalmente, pero lo es. La conciliación precaria, el pírrico número de plazas públicas de espacio infantil de 0 a 3 años, la escasez de centros de día para mayores, los horarios laborales poco flexibles, etc, recae, sobre las mujeres.
Se habla de libertad para elegir, pero muchas veces la elección es un privilegio para solo algunas. Tenemos que decantarnos entre carrera o maternidad, como si las dos no pudieran coexistir. Y mientras tanto, la natalidad cae, los abuelos se deprimen y las familias sobreviven….
Quiero, como otras tantas mujeres, unas políticas públicas me permitan ser ambas cosas sin sentir que he fracasado en cada opción fundamental. Creo que más que discursos, hacen falta guarderías, permisos de maternidad y paternidad igualitarios, horarios racionales, y una cultura laboral que no penalice a quien quiere cuidar.
Ahora que hay una gran población de personas mayores, las ciudades deberían de adaptarse a esta situación, siendo más humanas, sin barreras, con espacios seguros para que los niños puedan crecer en comunidad, y donde no todo esté diseñado para el coche o la productividad, sino en la vida. Porque cuidar también es producir.
Y, echo en falta más corresponsabilidad. Los hombres también son padres, también son hijos,ambién deben cuidar. No podemos seguir hablando de conciliación sin hablar de equidad dentro del hogar. La carga mental que sufren muchas mujeres no se ve, ….. pero pesa mucho.
A veces pienso que a la familia no se le ha dado el valor merecido. Recordemos que cuidar, educar o acompañar son tareas esenciales para el futuro de una civilización.
A todas luces, formar una familia es una apuesta valiente por construir algo más grande que una misma, Pero para que más mujeres y hombres se atrevan a dar ese paso, necesitamos que, desde las instituciones públicas, las empresas y desde la sociedad en general, se les apoye con políticas concretas.
Estimo necesario poner de relieve que la puesta por generar familia es un órdago al futuro; que criar es crear expectación, esperanza, progreso y que no debería ser una lucha, sino una alegría, una opción necesaria para seguir creciendo como personas.
A ti, mamá
Te fuiste en un suspiro de enero,
sin ruidos, sin despedidas, como va el lucero.
Y sin embargo, madre, sigues aquí tan viva,
en cada gesto mío, en cada herida cautiva.
En el jardín del alma eres la flor primera,
la luz que no se apaga, la voz que siempre espera.
Con manos de ternura y corazón sincero,
has hecho del amor un arte verdadero.
Gracias por tus días, tus noches, tu calor,
por ser mi abrigo firme, por ser mi protector.
Hoy, en mayo, celebro con fervor
a quien me dio la vida y me enseñó el amor.
