Manolo Escobar:
El ídolo de la copla, los pasodobles y el «porompompero»
Si hay alguien que puso a bailar y a cantar a toda España con un «porompompero» en la boca, ese fue Manolo Escobar. Nacido el 19 de octubre de 1931 en El Ejido (Almería), este hombre de sonrisa amable y voz inconfundible es una leyenda de la copla y el pasodoble. Pero más allá de sus inolvidables canciones, su vida está llena de anécdotas que lo convirtieron en un personaje entrañable y cercano y siempre lleno de buen humor.. Vamos a recordar algunas de las más curiosas.
«Mi carro me lo robaron…». ¿Quién no ha cantado esta canción alguna vez? Lanzada en 1969, «Mi carro» fue un éxito instantáneo, y aunque la letra habla de un carro robado, lo que muchos no saben es que ¡a Manolo le robaron su coche de verdad! Durante una gira por Valencia, su coche desapareció misteriosamente, lo que provocó que Manolo bromeara: «Ahora sí que sé lo que se siente, ¡me han robado el carro de verdad!». Aunque finalmente recuperó el coche, el famoso carro de la canción, ese sí que nunca apareció.
“Mi carro me lo robaron…». Solo con decir esas palabras, cualquier español comienza a tararear la canción más famosa de Manolo Escobar. Lanzada en 1969, «Mi carro» se convirtió en un éxito inmediato, y lo más curioso es que, aunque la letra habla de un carro robado, en la vida real a Manolo ¡le robaron el suyo de verdad!
Cuenta la leyenda que durante una gira, al pobre Manolo le sustrajeron su vehículo en la ciudad de Valencia. Al día siguiente, en broma, comentó a la prensa: «Mira tú, ¡que me roban el carro a mí! A ver si ahora hago otra canción con esta historia». Finalmente, recuperó el coche, pero la anécdota quedó para siempre. Eso sí, el carro de la canción nunca apareció… y vaya si tuvo éxito.
El susto en el escenario. Manolo siempre fue un hombre profesional y entregado a su público. En una de sus actuaciones en el Teatro Calderón de Madrid, allá por los años 70, el artista tuvo un pequeño percance que aún hoy se recuerda con cariño. Estaba tan metido en la interpretación de «El Porompompero», uno de sus grandes éxitos, que no se dio cuenta de que se acercaba peligrosamente al borde del escenario. Y, ¡zas!, se cayó. Lo mejor de todo fue su reacción: se levantó de inmediato y, con una sonrisa pícara, dijo: «¡Vaya, me emocioné tanto que quise cantarle más de cerca al público!». El público estalló en carcajadas y, por supuesto, el espectáculo siguió como si nada.
Pasión futbolera: Manolo y el Barça. Otra faceta poco conocida de Manolo Escobar fue su amor por el fútbol, en especial por el FC Barcelona. De hecho, en más de una ocasión ajustó las horas de sus conciertos para poder ver a su equipo jugar. En una ocasión, mientras estaba de gira en Cataluña, coincidió con un importante partido del Barça, y Manolo pidió retrasar su actuación hasta que el partido terminara. Lo mejor es que cuando llegó al escenario, el Barça había ganado, y para sorpresa del público, Manolo comenzó el show cantando a todo pulmón el himno del equipo. ¡El teatro estalló en aplausos!
Su familia: el mayor éxito de Manolo. Más allá de los escenarios y los focos, Manolo siempre se consideró un hombre de familia. En 1959 se casó con la alemana Anita Marx, el gran amor de su vida. Lo curioso es que ¡ninguno de los dos hablaba el idioma del otro cuando se conocieron! Se casaron a pesar de no poder comunicarse fácilmente con palabras, pero se entendían perfectamente con gestos y miradas. Al principio, ambos usaban un traductor para poder charlar, pero el amor, como suele pasar, lo superó todo, y con el tiempo, ambos aprendieron el idioma del otro. Es una de esas historias de película que parecen inverosímiles, pero que terminaron en un matrimonio feliz que duró más de 50 años.
Tuvieron una hija, Vanessa, a quien Manolo siempre consideró su mayor orgullo. Solía bromear diciendo que su verdadero éxito no venía de las canciones, sino de haber formado una familia que lo apoyaba en todo momento.
Y Viva España: El himno no oficial de las fiestas. Si hay una canción que trascendió generaciones y se convirtió en la banda sonora de las celebraciones, es sin duda «Y Viva España». Esta canción, que Manolo Escobar popularizó en 1973, no solo lo catapultó aún más a la fama, sino que se convirtió en un símbolo de alegría y patriotismo en la España de la época. Lo curioso es que la canción no fue compuesta por españoles, sino por los belgas Leo Caerts y Leo Rozenstraten, y fue adaptada al español.
Manolo la interpretó con tal entusiasmo y energía que el público la hizo suya al instante. «Y Viva España» empezó a sonar en bodas, verbenas, y todo tipo de eventos, y se ha mantenido como un clásico inmortal. A día de hoy, sigue siendo imposible imaginar una fiesta sin que alguien acabe entonando este éxito lleno de orgullo y buen rollo. De hecho, Escobar bromeaba en sus últimos años diciendo que esa canción le había regalado más alegrías de las que jamás pudo imaginar. «Siempre me piden que la cante, ¡si no la canto parece que no he estado!», comentaba con humor.
Un adiós lleno de aplausos. Manolo Escobar se quería despedir de los escenarios en 2013, pero finalmente tuvo que interrumpir su gira en 2012, después de una carrera llena de éxitos, reconocimientos y cariño del público. Aunque se retiró, su música y su espíritu alegre continúan presentes en el corazón de todos. En 2013, cuando nos dejó, toda España lo lloró, pero su legado sigue vivo. ¿Quién no ha cantado alguna vez «Que viva España» o «El Porompompero» en una boda o una fiesta con amigos?
Manolo Escobar fue mucho más que un cantante de copla; fue un símbolo de alegría y buen humor. Nos dejó con canciones inolvidables, pero sobre todo con la imagen de un hombre bueno, cercano, sencillo y que, con su «porompompero», nos hizo sentir más felices. ¡Gracias, Manolo!